Shonen

Chise vuelve al “nido de dragones” a petición de Lindel, el guardián del lugar. Mientras sufre para fabricar su propia varita, Lindel le relata una vieja historia acerca de sus recuerdos de lo que Elias fue antiguamente…

Por primera vez, Chise hace una amiga “normal”, pero Elias se muestra más desconcertado que nunca por unos sentimientos que despiertan en él y que no logra explicar. Mientras tanto, en el país de los dragones, los espíritus malignos de Cartaphilus se van aproximando a Lindel y sus amigos. ¿Cuál será el objetivo del mago errante, condenado a sufrir un dolor eterno…?

Con esta ya son tres las maldiciones que carga a sus espaldas: la maldición que le lanzó su madre, la maldición que lleva de nacimiento y la maldición provocada por el dragón. Cuando se dispone a plantarle cara a quienes siempre han desviado la mirada, su historia empieza a encresparse como un mar embravecido…

Después de que el encuentro en la planta de desechos y los secretos que esconde cada cual quedaran al descubierto, Chise y sus compañeros de clase empiezan a cambiar inevitablemente. Al tiempo que se entremezclan sentimientos que conectan entre sí y anhelos que difieren, la Academia se ve obligada a tomar medidas contra la copia del Testamento de Carnamagos, que todavía no ha sido hallada, y decide confinar toda la institución con brujería.

La copia del libro que se llevaron todavía sigue en la Academia, pero no puede haber vuelto de ninguna manera. ¿Por qué lo dejarían allí? Nadie en la institución logra entender qué persigue el culpable. Por otro lado, la vida en un espacio confinado está haciendo que la distancia entre Chise y el resto de alumnos se reduzca, pero la proximidad a su vez intensifica los roces, y las discrepancias más triviales empiezan a dar lugar a grandes sospechas. Así pues, ante la mínima disrupción de ese equilibrio, las consecuencias serán terribles.